Se encendían las lamparitas y el Sol todavía no iniciaba su caída. La caída diaria, observada por todos esos turistas en primera fila, en segunda y hasta en tercera, levantando los brazos, mientras la cámara a esa altura, intentaba el registro, ciego casi, del evento repetido.
El Sol le ofrece un show a Key West y no le cobra. Se deja mirar y acariciar ese naranja, con las velas de los barcos, también llenos de turistas.
Nada empaña el espectáculo que además tiene música en la voz de un negro que camina, cada día, desde el barrio de los negros hasta Duval Street y baja, cansado, hasta el muelle. Él canta esas canciones que nos gustan, las mismas que nos han enamorado y pertenecen a nuestra historia. Al Green, Marvin Gaye, James Brown, son recreados en la maravillosa voz de este hombre anónimo de Key West.
La tarde avanza, el Sol se esmera, puntual, en una performance brillante, mejorada, enorme.
Yo lo vi cerca de mí, lo ví tocar mi mano, lo respiré.
Y le tomé un par de fotos, ya que estaba.
Un comentario en “Sunset Pier”
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Eres una pasada. Fantástico , como siempre.
Mil millones de besos, ZoePé.