Yo quería darte un regalo. Había pensado en un libro. Quería estar ahí para entregártelo con mis manos. Y también de paso abrazarte, reirme un rato contigo, tomar unas cervezas, conversar hasta mañana, cantar un poco, bailotear si la música se pone a tono. Todo eso quería.
Pero no hay ninguna señal y lo único que puedo hacer ahora es escribir un par de cosas, después que dí una vuelta en la bici. Mirar la tarde del día de tu cumpleaños 45, despacito, en silencio. Saludar el mismo mar, pero desde aquí y que te llegue justo hoy.
Felicidades, Uli.
Cuanta ternura, un beso grande.