Anoche, Ana y yo decidimos caminar las casi veinte cuadras que nos separan de la casa del cumpleaños. En realidad fue una decisión mía; ella sólo preguntó cuanto caminaríamos y no se quejó cuando le dije. Salimos, también con la idea de comprar un regalito para nuestro amigo cumpleañero. Lo primero que descubrimos fue el nuevo negocio que han abierto en la esquina después de la nuestra. Algo así como fiambrería, aceite de oliva y vinos. Me gustó el lugar; la claridad, lo bien dispuesto de las mercancías y la limpieza. Seguimos nuestro camino hasta alcanzar la avenida grande jugando al Veo Veo. Llegamos a una intersección importante y siento la voz de Ana que dice, «el cielo está titilando». Que en español quiere decir que está tronando. Advierto que efectivamente huele a agua y que no estaba lejos el momento en que nos íbamos a empezar a mojar. Ya estábamos más cerca de nuestro destino, así que seguimos el rumbo casi al mismo tiempo que empezaban a caer las primeras gotas. Vimos una tiendecita de bufandas y collares, donde probablemente encontraríamos algo para el amigo homenajeado. Y con tan buena pata que conseguimos un lindo trapo para el cuello; buen tamaño, lindos colores y de precio razonable. Con la bolsita en la mano y de nuevo en la vereda nos encontramos con un aguacero en ciernes. Corrimos un poco hasta la esquina de la inmobiliaria que tiene como un techito y allí nos refugiamos; las dos sentadas en el murito de la entrada, viendo llover sobre la Avenida Corrientes. Mi abuelo diría «está lloviendo para abajo» le dije a Ana. Me miró con cara de «pobre, está hablando cualquier cosa», porque viste que los niños ahora son muy sabios. Me quedé junto a ella un rato, veinte o veinticinco minutos, con los ojos llenos de un espectáculo tan viejo y tan hermoso.
Mi pelo y el de ella, lo más parecido que hay entre nosotras, enrulaban sus puntas por la humedad y las gotas que nos salpicaron. Luego escampó un poco, sólo un poco y nos fuimos chapoteando a soplar las velitas.
7 comentarios en “Elogio de la lluvia”
Los comentarios están cerrados.
No sé si felicitarla por el texto o criticarla por sacar a la nena abajo de la lluvia…¡Irresponsable…!!!
Muy bonito tu relato. Hoy también ha llovido aquí (y titilado).
Besos, Zoe.
Me gustan estos relatos de gente linda. Son lindas las imagenes de esos personajes resguardados por la lluvia. Me ha producido una inmensa ternura. Añoro la complicidad que se produce entre cierta gente y los niños, mas allá de las relaciones padres e hijos.
besotes a las dos
Hermoso !!!! que lindo poder disfrutar de ese instante, y como dijiste: «de un espectáculo tan viejo y tan hermoso.» y a la vez tan SIMPLE !!!, me la imagino a Ana con cara de pícara pensado lo que estabas un porquito loca 🙂
besotes a ambas!
…así que también tenéis el pelo lleno de espirales!!!!! 🙂
Besos dobles
Gracias por venir a mojarse con la lluvia, aquí.
Besos a todos.
Tantas veces que llueve y pasa desapercibido, o incluso nos hace maldecir… Tiene que sorprendernos en circunstancias especiales (buena compañía, tranquilidad, motivación…) para que estemos dispuestos a disfrutar «con los ojos llenos de un espectáculo tan viejo y tan hermoso».
Bello texto, Zoe. Imagino ese momento y me emociona
Besos