Por Anoniman
Sembramos flores con Ana. El sol entra en un chorro largo por la puerta ventana que tiene una rajadura vieja y mal emparchada. Rompemos el paquetico de semillas, colocamos tierra en la maceta blanca, mientras el rociador generoso pone agua en el justo lugar.
El otoño de Buenos Aires sólo me trajo regalos. En otoño nació mi hija, un domingo muy parecido a este, de sol y frío. En otoño conocí al hombre más importante de mi vida, caminando a los tropiezos por la calle Florida bajo la luz magra y sin calor del microcentro porteño.
Un día de otoño puse por enésima vez mi mano en su cabeza y sentí un gran alivio y una paz inmensa. Él es feliz y yo también.
Parece un buen consejo esa pintada del muro.
Si es provisional, ambos quedarán con la sensación de un buen reencuentro.
De ser definitiva, el buen recuerdo aliviará el escozor de la partida.
Pinché el enlace y recordaba el post, pero no debí terminar de leer comentarios.
Ni que decir tiene que uno de ellos, salvo que sea una broma, deja un olor a prueba mal superada ¿no?
Por cierto muy buena tu contestación de aquel día a Fatima. Eso de el error es aferrarse de brazo en vez de dejar que la mano acompañe…
Un beso.
Algo de prueba mal superada hay en esta historia, Juncal. Qué buena percepcíón la tuya.
Un beso.
Después de mucho rato por aquí, me decidí por fin a dejar un comentario. Pero no entró. Supongo que las cosas suceden por algo.
Me llenaron de nostalgia otoñal esta entrada, la del enlace y sus comentarios. Hasta el punto de estar a punto de pasar de puntillas sin decir nada. Si escribí (el comentario que se perdió y éste ahora) es porque me sentí conmovida.
Tal vez eso sea lo único que deba decir.
Un beso
Ven otoño, ven toda la vida…
besos
Me gustan los otoños aunque no me guste el hombre de tu vida Una vida no tiene a nadie a perpetuidad cuando aún se tienen tan pocos años (en serio).
Los hombres de tu vida serán como ese semillero, los que nacen, fructifican y muestran su madurez a tu lado. Esos o ése será… el resto, sólo han sido sucedaneos.
Besos otoñales desde una primavera otoñal
Albertico, por suerte el hombre de mi vida aún no ha llegado. Pero lo que Walter me dio me ha hecho una mejor persona.
Ahora, cada quien tiene sus propios derroteros y nos hemos despedido bien.
Un beso grande para ti.
Alís, SM, besos.
Buenos días a todos.
Me encanta cómo escribes. Me transmiten mucho tus escritos. Qué bien describes una situación de manera poética, sugerente, atractiva. Haces que nos enamoremos de ti y de las personas que giran a tu alrededor. El sembrado de flores me ha llegado al alma.
Muchos besos, ZoePé y feliz otoño.