Encuentro sus anteojos sobre la mesa. Los tengo unos segundos en mis manos y cambio los míos por los suyos.
Salgo de casa y me paro quietecita en la acera, con la espalda pegada a la pared de la fachada. Intento adivinar la vida a través de esa mirada.
Veo a mi alrededor la calle, la muchacha con la media rota y los tacones altos, el semáforo, el papel que planea sólo con un poco de viento sobre el asfalto, el pelo atado con la horquilla, el paragüas soportando tantas gotas.
Sonrío. Todo está desenfocado.
Tal vez el truco no sea intercambiar los anteojos para saber cómo mira, quizás lo que importa es encontrar el reflejo en sus ojos.
2 comentarios en “Espejo”
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Jo.. si fuese tan fácil como intercambiarse las gafas!!!… Qué bueno, Zoe!
Besos
Eres linda Zoita, se te extraña