La veo parada frente a la vidriera sin saber con certeza qué elegir. Como siempre.
Hay cosas que no cambian nunca, no?
Liliums amarillos reventados de pétalos, potus verdes con hojas saliendo como a chorros de todos los tallos, cactus (¿o se dice cactuses?) bien espinosos y hasta con una flor roja insoslayable, orquídeas en violeta, rosa, también en azul dudosamente natural. Muchas plantas detrás del vidrio y sólo diez pesos en el monedero.
Pero le habían dicho que era de buena suerte tener uno de esos en casa, uno como ese que acaricia despacito con la mirada, a pesar del vidrio.
– Da mucha más suerte si te lo regalan -recordó la voz de Eme en la bahía.
Sólo entra para sentir en los dedos la textura del tronco delgado pero firme, de las hojas alargadas saliendo desde muy arriba y comprobar que la sensación es parecida a la del risotto de anoche. «Espero», pensó.
Antes de irse y dar cuerda al reloj desapacible de la espera, tomó la cámara y se lo llevó puesto en el bolso, que hace muchos años compró con Eme, en lo de los talabarteros de León.
«Espero», pensó.
2 comentarios en “Lucky bamboo”
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Muy bien, muy bien… ¿has visto el episodio de Seinfeld sobre el rissoto? Saludos,
Tersites
Oops, nunca vi Seinfeld…
¿Me ilustra usté Tersites?