En Off The Map, lejos del predecible mundo que conocemos, Los Groden hallaron un lugar en el árido desierto de Nuevo México. Allí concibieron una forma de vida lejos de los bancos, el consumo, los aparatos electrónicos y las vías de enseñanza institucional. Criaron una hija libre, con una humildad absoluta frente a la naturaleza y a los otros. Levantaron un monumento a la amistad y al amor, sin condiciones y también sin proteccionismo.
Un padre deprimido por seis meses, un amigo a toda prueba, una mujer pérdidamente enamorada de su marido y una niña de once años que coquetea con la gran ciudad, son los personajes que nos presenta Campbell Scott, en su película del año 2003, filmada en escenarios originales y con un guión basado en la obra de teatro de Joan Ackermann. A ellos se une William Gibbs, un cobrador de impuestos que deviene en pintor de la curvatura del planeta y cae rendido ante los encantos perturbadores del desierto, no sin antes reencontrarse a sí mismo desde la simpleza de las relaciones que establece con esta singular familia.
Las imágenes y los hechos van transcurriendo casi sin que nos demos cuenta. Los puntos de ruptura del argumento se manejan de forma natural sin golpes bajos ni efectismos que manipulen nuestra sensibilidad, mientras que el sentido del humor es la clave principal de los diálogos.
Anduve googleando para ver las críticas y comentarios de esta película y encontré de todo. Gente que dice que es un plomazo porque «no pasa nada», otros que explican que los personajes son endebles y su sicología no está bien resuelta, algunos que opinan que es lo mismo de siempre: la redención del aislamiento como salvación del ser humano ante la agresividad y la colectivización de la vida moderna.
Tranquila, sin estridencias, con una fotografía que hace honor a lo generoso de la geografía, es una película recomendable.
Para AF que aún no la vio.
No la he visto.
Ahora tengo ganas de verla.
Estaré atento.
Besos.
A mí me pareció una película interesante (6 le puse en Filmaffinity, cosa que para ser una película de un director-actor principiante no está nada mal). Es de ese tipo de cine que es recomendable ver de vez en cuando (yo lo hago más que de vez en cuando, ahora que me doy cuenta. La última que me he visto es una francesa de 1936, de Marcel Carné).
Besos y adelante con estas recomendaciones, Zoe.