Muy lejos de mi optimista manera de ver las cosas, en este momento el sustantivo ese que se escribe sin hache, cuelga de un hilo a mil kilómetros de distancia de mi.
Y recordé el nombre del libro de Jardiel Poncela que tanto hojeé cuando era joven y con el que reía junto a mi primer novio, mientras leíamos la edición ya vieja en los ochenta que el también viejo escritor (¿o ya se había muerto?) nos regalaba. Nos burlábamos de lo que decía en él a la sombra de sentimientos que parecían eternos, sólidos y a prueba de bombas.
El amor se las tomó como dicen por estos lados. Todo ese palabrerío que intenta consolar no vale para nada. No está.
Sí sí, ya sé lo que piensas, que no es lo más importante, que hay otras cosas, que es mejor así. Pero extraño ese calor, mucho. Extraño el desasosiego que produce, la incertidumbre y la endorfina corriendo por las venas.
Calor y desasosiego? por favor no… o no nos basta con la falta de ortografía de escribir amor sin H?
Pod favod!
Seguro que la proxima vuelta de esquina y sin darte cuenta, lo encuentras.
Besos.
ai hépocas i hépocas