En sábado

Invade la nostalgia. Repaso viejas cartas, libros, rememoro encuentros, discusiones, caricias en mi pelo. Las cosas no pueden ser como antes, las cosas serán como las siembre ahora. Me gusta mi vida, pero hoy, esto es lo que hay.

Iceberg por Santiago Feliú. Sin Julieta, 2002.

Tu corazón es un iceberg,
una manera de soportar
la necedad y el desaire,
alma, roca de acero y cristal.
Maldita la avalancha
de vacío sobre ti…
La decepción y el ultraje,
iceberg, hicieron tu corazón.
Tu corazón sin idioma,
desencontrado,
la latitud sin ahora,
atemporado,
una gaviota vieja escondida,
el desplendor del ansia aburrida,
un solitario mundo sin porqué.
Tu corazón es un iceberg,
alma, roca de acero y cristal.

10 comentarios en “En sábado

  1. No se si es que escribo desde la helada casa de Segovia, pero siento ese iceberg de la canción. Las cosas jamas son como solían ser y lo peor es, que discrpando contigo, ni siquiera serán como las siembres ahora. La necedad de las cosas y la gente hace impredecible la vida…asi que ¿se puede saber cómo seran las cosas?
    Un beso…no hay que atormentarse, aun nuestro corazon palpita

  2. Me encantaría que estuviéramos más cerca, geográficamente hablando, Al. Como dicen en México, me vendría muy bien un apapacho.
    Abrígate para paliar el frío de Segovia.
    Otro beso.

  3. Ele, te cuento que Santiago es una de las personas más tartamudas que hay sobre la tierra. En los conciertos si habla mucho es desesperante.
    Toca la guitarra como los diestros y él es zurdo y le sale muy bien, porque tiene una manera muy peculiar de tocarla. Canta bien y sus letras son contundentes.
    En los 80’s, en la isla, íbamos con amigos a escucharlo con frecuencia a Santi.
    A veces, anda por BAires.
    Escribí algo sobre un disco que grabó acá, con gente de acá. Uno de mis discos preferidos. Algún día te lo muestro.
    Besos y buenos días.

  4. Es curioso, Zoe. Vengo de lo de Alberto, que te dedica una entrada cargada de nostalgia y me encuentro con algo de lo mismo entre tus letras. Debe tener que ver algo esa especie de resistencia que nos encomia a no dejar del todo nuestra primera juventud, aquellos años en los que, «como no sabíamos que las cosas eran imposibles, simplemente las hacíamos».

    Saludos desde ultramar.

  5. Bienvenido a esta casa, Dédalus, mucho más viniendo de lo de Alberto.
    Y qué te puedo decir de la nostalgia? El emigrante la siente mucho.
    Pero no la sufro yo.
    Recién cuando vuelvo a leer el post de Querré hacer este viaje?, no hago más que emocionarme y lloro de alegría.
    Estaré visitando tu casa también y ya te cuento.
    Gracias.

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