Cadáver exquisito

No hace tanto tiempo nos reuníamos en casa de algún amigo a pasar el rato y terminábamos jugando. El cadáver se armaba así: persona A escribe una frase en una hoja de papel, dobla el pedazo, de modo que no se pueda leer y le pasa el papel a persona B, quien repite el procedimiento, pasando la hoja a persona C, hasta que llega al último. Al final, se desplegaba el abaniquito en que se había convertido la hoja y en voz alta se leía, como un párrafo, todo lo que allí estaba escrito. Verdaderos hallazgos aparecían en esa lectura. A veces había una extraña conexión entre las frases, como si las hubiese escrito la misma mano.
Algo así, pero aprovechando el timeline de un hashtag de Twitter es lo que hicieron de manera bastante original, para mi gusto, un grupo de amigos y colaboradores. El germen de la idea, los participantes directos y todos los créditos, se pueden chequear en Bajo la influencia y en Las TermóPilas. Ellos lo explican perfectamente.
Y el resultado, justo aquí y ahora, también.

#yoconfieso por Juan Zelada.

Jarabe

Escuchaba la canción en casa de unos amigos a los que les gusta mucho esta banda. Y se quedó dando vueltas en la cabeza toda la noche, como el saborcito del jarabe para el asma, que te raspa la garganta por un rato.
Muy dulce, excesivamente dulce. Yo prefiero amargo y no un camelo.

Por Jarabe de Palo. Depende, 1988.

Soundtrack

Hubo una época en que la música de Brasil era la música de mi vida. Fue hace tiempo y hoy recuerdo eso mientras repaso mis discos, gracias a un par de rastros seguidos en la red.
En casa de mi amiga Tania escuchábamos el hermoso disco que Vinicius, Toquinho y María Betania hicieran en estudio, aunque al escucharlo parece que estuvieran en un bar. Junto a ellos pasaban también Joao Gilberto, Tom Jobim, Gilberto Gil, Caetano Veloso, Gal Costa y un larguísimo etcétera; tan ancho y largo como lo es el mismísimo Brasil.
Cuando los rumbos de todos fueron cambiando de alguna manera la música brasilera siguió estando cerca de mí. En el año 2007 tuve el privilegio de ver y escuchar en vivo a Marisa Monte en el Gran Rex de Buenos Aires. Un concierto de lujo que aún me lleva, al escuchar esas canciones, a momentos muy lindos. Con ella se aproximaron Carlinhos Brown y Arnaldo Antunes, porque el proyecto Tribalistas que produjo un único disco del mismo nombre, es de lo mejor que he escuchado últimamente.
Pero soy mujer y a las mujeres nos ganan ciertos hombres públicos. Sé que nunca lo tendré a mano, que ni siquiera lo miraré a los ojos a menos de un metro. Este hombre fue y seguirá siendo mi enamorado y dejará de ser un secreto en cuanto alguien lea este post.

Oceano por Djavan. Djavan Ao Vivo, 2000.

Lost

Los hombros relajados, los brazos al lado del cuerpo, lacios, la cabeza derecha alineada con la columna vertebral, la mirada al frente en un punto fijo e imaginario. La postura ideal. Así estoy ahora. La mente se ocupa de lo importante y no en lo urgente. Hay cierta paz, empañada únicamente por las escenas domésticas de todos los días.
Sin embargo escucho a uno que canta en mi oído, «dejé de buscarte y fue entonces cuando me perdí».

Hagamos algo antes de morir por Abraham Boba. La Educación, 2009.