Las graciosas manos de Tilly Losch

Emil Otto Hoppé encontró su alma gemela allá por 1928. Más aún, cuando supo que compartían nombres parecidos.
Ottilie Ethel Leopoldine Losch era actriz y bailarina de gran fama en Europa. Su nombre en los créditos de las películas mudas era Tilly. Emil lo sabía y no le importaba que le chiquearan el nombre hasta parecer otro. Incluso le gustaba; mantenía cierta complicidad entre ellos.
Emil no estaba destinado a ser fotógrafo. Sus padres invirtieron dinero y tiempo en una refinada educación, con el único propósito de que el hijo iluminado por el saber de los negocios, mantuviera la tradición de la familia. Sin embargo, su vocación torció esos designios y a pesar de que la fotografía empezaba a abrirse un camino, como el «nuevo arte», por ahí avanzaron los pies de Emil, desde muy joven.
Mucho tiempo dedicó Emil a retratar a sus contemporáneos: paisajes urbanos y rurales, mujeres y hombres, actores, actrices y gente de a pie.


Tilly Losch fue una de sus modelos. Tal y como él lo prefería, despojada de adornos, la mirada directa a la cámara, la cara sin maquillaje.
Su trabajo, aún siendo un amateur, fue muchas veces reconocido en Inglaterra, donde lo admitieron como miembro de la Royal Photographic Society, en 1903. El mismo año en que nació Tilly.
La primera foto que hizo de sus manos, también fue la última. Luego le dejó el encargo a sus ayudantes, porque no era posible tomar una foto mejor.

Las manos de Tilly Losch fueron famosas, gracias a esa primera foto, pero también por las que le siguieron.
Y por una película en la que ella crea, frente a la cámara, una especie de baile con sus manos.

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Tilly se casó dos veces. Sus segundas nupcias la convirtieron en la condesa de Carnarvon y en pintora. Su vida fue un ir y venir entre la actuación, la danza y la pintura.
Murió en 1975, un poco más de tres años después de que Emil se fuera.

4 comentarios en “Las graciosas manos de Tilly Losch

  1. Gracias, no conocía el personaje… Curioso que la Tillie —me imagino que siguiendo la usanza de época— se pintara los labios «por dentro» dejando el borde sin pintar para que parecieran más finos, al contrario de la moda actual…

    Tersites

  2. A mi me parece sospechosamente moderna la foto. Más allá del lipstick y la mar en coche.
    Gracias, Tersites. Un lujo que comentes aquí.
    Saludos.

  3. Me ha encantado tu entrada. Fascinante. Precisamente en Madrid estos días hay una exposición dedicada al fotógrafo Hoppé, ‘El estudio y la calle’. Voy sin falta. Maravillosa Tilly.

    Un gran abrazo, ZoePé.

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