Siempre tuve miedo de los payasos. Mi viejo nos llevaba todos los años a ver el circo soviético en la Ciudad Deportiva y cuando tocaba el turno del claun, yo no paraba de llorar.
Como ejercicio de exorcismo asistí, hace poco, a una función de payasos. La cámara fue un buen aliado y luego cuando veía las fotos descubrí la luz mandarina que pesa en ellas.
A la salida, bajo una lluvia finita, un abrazo me curó definitivamente.
igual lamentablemente todavía hay mucho claun ladri dando vueltas por el mundo.
Piense en ella y va a ver que abundan los buenos payasos.
hay mucho ladri de todo
Un gusto tenerte por acá, angus.