La nueva rosa

Tina Modotti era un anacronismo en el México de los años veinte del siglo pasado. Mientras posaba desnuda frente a la cámara de Edward Weston, su reputación se complicaba en la capital mexicana que la rechazó por eso y por alzar la voz en un tiempo en el que las mujeres debían tomar derroteros de menor exposición pública. Lo que supe de ella llevaba por diversos caminos a la fotografía. «Soy sólo una fotógrafa», decía y pienso que es su mejor definición. Sus fotos tan cuidadas en composición y tema, son de un modernismo aún vigente. Podía estar horas esperando el momento de la luz perfecta, podía calcular el encuadre cientos de veces hasta lograr esa foto que dijera lo que su ojo miraba.
Son más de las cuatro de la mañana, repaso las fotos de Tina y estos versos:

Tal vez tu corazón oye crecer la rosa
De ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa.
Pablo Neruda. Parral, 1904 – Santiago de Chile, 1973.

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Mirando fotos con Ana



Desde hace unos años tengo este librito en casa.
Es un libro de fotos y de algunas notas que hizo la propia Isabella Rossellini del momento en que fueron tomadas. Como una cronología en imágenes de su propia vida, sus matrimonios, sus hijos, su perro.
Anoche mientras cenábamos, le mostraba a Ana las fotos de Avedon, que con la presencia enorme de Isabella, las convierten en retratos casi perfectos. Él también retrató a Ingrid Bergman y se nota que en la charla del fotógrafo, la cámara y las actrices, aun cuando el parecido entre ellas es asombroso, el resultado es diferente.
Más allá de las imágenes, lo más gracioso de la noche fue hacerle entender a Ana que Isabella se dice «isabela», pero que sombrilla no es «sombrila».

Asim y Enre

Untitled por Luigi Rota

Sé que andan mirando por acá. Lo sé de buena fuente. Por eso les quiero dejar un mensaje, como los viejos zapateros le dejaban comida a los duendes que los ayudaban.
Todavía no he olvidado los días que estuvieron con nosotros, conociendo la ciudad, contentos de poder caminar por plazas y avenidas, de tomar el subte o un colectivo, parando para degustar la buena comida en lugares de recomendación obligada.
Asim, dulce, muy dulce con el pelo enrulado y su hermosa sonrisa. Enre, cámara en mano y esa conversación suya tan ilustrada.
De amigos de amigos, se transformaron en ese poco tiempo en amigos propios y cercanos.
Yo espero, los espero. Y tambien espero una buena noticia de esas que traen las cigüeñas de París.