Touch of… por Dariusz Klimczak.
Dijiste hace poco que todos tememos al espejo. Pero esta foto es hermosa, no?
Touch of… por Dariusz Klimczak.
Dijiste hace poco que todos tememos al espejo. Pero esta foto es hermosa, no?
Algo te dije cuando íbamos camino al colegio. En realidad te expliqué por qué me puse tan loca cuando tiraste el desayuno y la chocolatada se desparramó por el living. Te conté que hay horarios que cumplir, que no me gusta llegar tarde, que seguramente en el jardín nos quedaríamos afuera mientras tus compañeros cantaban el himno a la bandera (que todavía no me aprendí para cantarlo contigo), que nos tenemos una a la otra y estaría bueno que nos ayudemos para hacer las cosas siempre a tiempo, siempre bien.
Pero lo que no te dije es que casi me atraganto al escuchar tu vocecita diciendo, «Ma, vos me querés?».
Los gatos no me gustan. Excepto mi gata.
Una amiga la trajo a mi primera casa en Buenos Aires cuando lucía como un hisopo negro, de pelos erizados y mirada asustadiza.
Esa noche se escondió en el hueco del bidet y los maullidos con el eco que hacía ese lugar, parecían los de un animal más grande. Después de buscarla durante un par de horas, fue todo un dilema sacarla de ahí. Se escondió en otro lado, pero amaneció en mi cabeza, apoyando su cuerpo pequeñito en mi pelo, como buscando algo de calor.
Se llama Luna y es absolutamente negra. Nunca salió de casa, sólo en las mudanzas. Jamás recorrió el barrio, comió pájaros o hurgó en la basura de la calle. Tampoco tuvo un gato que le rondara y no fue madre.
Se queda horas y horas acostada en su lado de mi cama, siesta eterna, sólo interrumpida por las obligadas incursiones al tacho de comida o a su baño propio.
Los gatos no me gustan, pero Luna me acompaña y agradezco su silencio y su preferencia desarraigada.
Foto antigua: Mi hermano y yo hace treinta y pico de años. Mi madre puso esa foto ahí, porque le recuerda la época en que éramos dóciles.
Prueba del delito: Nos robamos con mi hermano la señalización de la calle donde está la casa de mi vieja y la atornillamos a la pared de nuestra pieza.
La foto la sacó Ana.
Y todo esto para decir que extraño mucho a mi hermano.
Asomarse. Inesperado y lento, permanecer un rato absorto.
Es suficiente.José Kozer. La Habana, 1940.