Una foto, un cuento

Trixie on the cot

Trixie on the cot, NYC por Nan Goldin. Washington D.C., 1953.

Charlene O’Connor tomaba Four Roses como la Joplin, straight up, nada de on the rocks.
– ¿Quieres?
– Prefiero la cerveza.
– La cerveza engorda y no te aplaca el taladro, pero qué vas a saber tú de esas cosas.
Algo sabía, pero poco. Yo era joven y ella ya no. Estuve cuatro días con Charlene O’Connor.
Fue el verano del año que cayó el Muro. Le dije muy poco en ese viaje. Ella tampoco dijo mucho.

Biloxi Blues por Alberto Fuguet. Texto completo del cuento.

El amor

Love and loss

Love and loss por David Rabinowitz.

– ¿en serio? ¿es en serio lo que me decís?
– sí, es en serio.
– ¿es verdad que te cambias de ropa varias veces cuando sabes que se van a ver? ¿es verdad que te das un toquecito de maquillaje? ¡pero si tú no te maquillas!
– igual es poco, un toquecito, porque a veces estoy muy pálida y muy ojerosa. pero te digo que no hace falta, porque cuando sé que nos vamos a ver, me pongo colorada.
– pero, a ver, mostráme la foto esa que tenés en la laptop, a ver. ¿qué tiene el tipo? no le veo nada del otro mundo.
– lo que te digo no se ve, aunque tiene lindos ojos, viste? yo sólo lo siento. y es un calorcito, como el que me pasa cuando la abrazo a mi hija, pero éste empieza en otro lado.

Cello

Reinventing cello por Alexander Kharlamov.

No sabía quién era Casals ni Rostropovich ni Jacqueline du Pre y mucho menos Yo-Yo Ma. Alguna noción tengo de las Suites de Bach, del concierto de Elgar y de las piezas que escribieron Haydn, Dvorak y Schumann.
Sólo puedo asegurar que sentir el sonido de tus cuerdas, pulsadas o acariciadas por el arco, es una de las mejores cosas que me pasó en la vida.

Cello Suite N°1 Prelude In G Major – Prelude de J.S Bach por Mstislav Rostropovich.

Melómano

Notes on hand by ino smurf.

Tengo una deuda. Una deuda de gratitud inmensa con un amigo que hace más de dos años me lleva de la mano por caminos de música. Su buen gusto, su fino sentido de la oportunidad para elegir los sonidos, es algo que no me deja de sorprender.
En algún lado él ha publicado un par de top five y top ten de sus canciones preferidas, aunque lo que más disfruto es el momento en el que deja en mis manos uno de sus compilados. Como un verdadero alquimista junta canciones que te cuentan una historia. Es un privilegio estar cerca cuando terminan de cocinarse esas historias para después salir a la calle, mientras el iPod toca y toca en los oídos el soundtrack de una película interminable.
Sé que todavía me quedan muchos años a su lado y verlo cómo busca, selecciona, la música que luego hago mía y recomiendo. Pero no quiero que pase un dia más sin agradecerle eso y también el beso de la mañana.